Se dispone de distintas fuentes para reconstruir la existencia de los Anasazi:
Los relatos tradicionales de los pueblos amerindios transmitidos oralmente. La artesanía y las creencias de los descendientes de los Anasazi permiten formular una serie de hipótesis serias.
El testimonio de los conquistadores españoles que exploraron la región a partir del siglo XVI. La expedición más importante fue la de Francisco Vázquez de Coronado, que buscaba la ciudad de oro de Cibola. Las crónicas y cartas enviadas por los exploradores son una fuente muy importante de informaciones siempre que se tomen con precaución.
A finales del siglo XIX, los granjeros Charley Mason y los hermanos Wetherill descubrieron los principales emplazamientos Anasazi. Las excavaciones arqueológicas empezaron realmente con el sueco Gustav Nordenskjöld.2 El clima árido de la región permitió una buena conservación de millares de objetos en fibra vegetal (lanzaderas —atlatl— de madera, flechas de caña, tejidos de algodón) o animal (tendones, cueros). Varios esqueletos han sido estudiados por los antropólogos, lo que ha proporcionado datos sobre la salud, la alimentación y la morfología de los Anasazi..
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