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viernes, 23 de noviembre de 2012

CREENCIAS



Los Anasazi dejaron numerosos petroglifos en los acantilados del desierto norteamericano en gres. Se trata de dibujos más o menos estilizados, grabados en las paredes de los cañones. Algunos de esos dibujos están pintados en la roca. Pueden estar solos o cubrir varios metros cuadrados. Los dibujos pueden superponerse durante periodos muy largos, por lo que petroglifos muy antiguos pueden estar entremezclados con otros del siglo XIX.



Los arqueólogos sólo pueden elaborar hipótesis sobre su significado:


 Los dibujos representan animales cazados.

 Algunos pueden representar mapas rudimentarios para indicar lugares importantes (fuentes, pueblos).

 Algunos figuran cereales para representar una buena cosecha.

 Hay dibujos que representan una familia o grupo de humanos, así como escenas de baile.

 Hay espirales de hasta 75 centímetros de diámetro que podrían evocar el movimiento del Sol o el tiempo que pasa. Podrían ser una especie de calendario ritual. Para los indios Pueblos actuales simbolizan las migraciones de las tribus.
Varios tipos de petroglifos están relacionados con los solsticios de verano e invierno. Los de Fajada o Hovenweep National Monument indican claramente esos momentos del año. Las alineaciones de edificios prueban que los anasazi sabían prever el ciclo draconítico lunar de 18,6 años.
Se ignora si existía un clero estructurado. Se sabe que ciertas personas se provocaban de vez en cuando visiones tomando sustancias alucinógenas; se han encontrado por ejemplo semillas de datura en Mesa Verde.
Las ceremonias se practicaban en altares de los cuales se han conservado algunos ejemplares de madera pintada. Las excavaciones permitieron encontrar báculos de oración que eran ofrecidos a los «espíritus».
El Cañón del Chaco parece representar para ciertos estudiosos un gran centro de peregrinación de las poblaciones circundantes..

Los Anasazi adoraban el dios Kokopelli y a los kachinas, espíritus invisibles. Existían ceremonias colectivas destinadas a invocar a los espíritus para que protegieran a la comunidad. Se organizaban en las kivas. La religión de los Anasazi era pues próxima a la animista: se encontraron restos de un loro enterrado ritualmente en Nuevo México.

Las kivas eran habitaciones circulares excavadas en el suelo y recubiertas de un techo. En parte bajo el nivel del suelo, se descendía por una pequeña escalera para practicar el culto o reunir al consejo del pueblo. En el centro se encendía una hoguera y el humo se sacaba por un tubo de ventilación con deflector. Las kivas más grandes podían dar cobijo varias centenas de personas sentadas en taburetes de piedra. Las grandes kivas de Cañón del Chaco tenían un diámetro de 18 metros y estaban subdivididas en partes según los puntos cardinales.

Las fiestas religiosas relacionadas con los ciclos agrícolas se celebraban en estas habitaciones y estaban reservadas a los hombres.

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